Los diseñadores, (además que tenemos el poder de comunicar), vemos el mundo desde todos los ángulos, simplemente por qué nuestra profesión lo exige.
Ahora veamos, ¿Cómo sería tener un presidente con esas cualidades?
Para empezar, el formato de los documentos legales sería más legible. No tendría tanta redundancia en el contenido. Las infografías estarían a la orden del día en los organismos públicos. Así evitaríamos colas, confusiones y la gran pérdida de tiempo que en estos se encuentra.
Las calles tendrían una perfecta señalética, diseñada por los mejores artistas del país. Y jamás te perderías. La tecnología estaría al alcance de nuestro pueblo pues, es bien conocido que todos los diseñadores son geek e innovadores.
Se diseñarían aplicaciones para las compras en el supermercado local, en la librería o cualquier cosa que haga el ciudadano común. Todos estarían comunicados en tiempo real ya que somos especialistas en eso.
La educación sería más artística. Los carteles con las caras de los próceres del país tendrían distintas técnicas de ilustración y no aburrirá mirarlos. Cada artista podría hacer su versión y se cambiarían mensualmente para inspirar a los estudiantes.
Es bien sabido que los diseñadores leemos e investigamos, para conocer bien al público y lograr comunicar exitosamente lo que necesitamos, entonces nuestro pueblo sería inspirado a hacer lo mismo. Las obras más destacadas serían: Bibliotecas y estaciones de wi-fi con internet de calidad.
En el área de la salud, con ayuda de los arquitectos más creativos, se diseñarían hospitales menos lúgubres, más espaciosos y con BTL sobre la salud, para que los pacientes conozcan sobre lo que tienen y no estén condenados por el miedo y la duda sobre sus enfermedades.
No habría guerras en el país con un presidente diseñador. Cuando algo nos moleste, crearíamos una campaña de radio, televisión y web con nuestras quejas y posibles soluciones. Tendrían un tanto de humor incluido para que el público les preste atención.
Obviamente con tanta creatividad se incrementaría la economía. Nuestro país vendería aires acondicionados a los esquimales. Todos tendrían trabajo ya que nuestro país gozaría de grandes ventas gracias a la publicidad.
Las cárceles estarían alejadas de todos. En un país tan creativo ¿Quién querría ser malvado?
Nuestra carrera se trata de hacer sentir bien a la gente hacia “algo” bien sea un producto o una idea política de vida, ¿No sería fabuloso tener un modelo político más amigable?
Recuerden que los diseñadores que tenemos pasión por la carrera, somos bondadosos y solo buscamos comunicarnos.
El diálogo es el puente entre las guerras.
¡Hablemos de diseño!